De gallinas y precios.

No es este un artículo académico sino una serie de reflexiones sobre algunos de los factores detrás de la subida de precios en la alimentación.

Parto de una reflexión simple; toda decisión tiene su repercusión, me refiero con esto a que muchas veces se aprueban leyes, reglamentos y cambios que quedan muy bien ante la galería y el electorado pero de las que no siempre somos plenamente conscientes cuál es su repercusión, su coste en el producto, cómo y quién va a pagar.

Ninguna de las decisiones tomadas en los últimos años se orienta a reducir costes, que ayudarían a bajar precios.

Pagando el bienestar animal.

A todos nos parece bien que las gallinas tengan más espacio para disfrutar de su vida de ponedoras de huevos, o que las vacas pasten por el campo en lugar de estar estabuladas y mueran con mayores garantías y tranquilidad.

Todo eso tiene costes; las granjas se adaptan con más espacio o con menos animales, con otros alimentos y más personal, los mataderos se transforman para muertes más dignas…todos esos costes se trasladan, lógicamente, al precio de los huevos, los filetes o la leche.

Pagando la energia, la transición ecológica y el transporte
Los estados y las comunidades introducen cada vez más regulaciones de todo tipo, sobre fertilizantes, sobre residuos, sobre gestión, sobre cursos necesarios… regulaciones que, aparte de los costes burocráticos tienen un efecto real sobre la calidad y el precio.

Cuando se decide que la agricultura sea más ecológica y utilice abonos más sostenibles, o que la producción baje por hectárea, o se arrancan olivos, o cuando se decide que la gestión de los residuos de una granja o una planta de producción de alimentos pague una tasa doble que la actual, todo eso implica otros fertilizantes y muchos otros costes que subirán los precios de las verduras u otros alimentos.

Los costes energéticos han subido una barbaridad, por varias razones, la guerra es una, sólo una, las decisiones sobre CO2 y muchas otras más están también detrás. Aunque en España la subida haya sido algo más moderada, no olvidemos que muchos fertilizantes y semillas, por ejemplo, vienen de otros países. Y ¿cuál es el mayor coste para hacer un fertilizante?; pues precisamente la energía.

Cuando decidimos que los camiones y tractores paguen una barbaridad de impuestos al combustible, para reducir su consumo, o más impuestos de matriculación o que paguen nuevos peajes para mantener carreteras estamos incrementando el coste del transporte y la manipulación y esos incrementos se repercutirán en una leche más cara o en unos macarrones de más precio.

Pagando las materias primas

Todas las materias primas que afectan a la producción de alimentos han subido, desde las aceitunas, entre otras cosas por perversos efectos de la PAC, a los piensos, el agua, las semillas., los seguros…

Plásticos e impuestos.

Es loable el esfuerzo por reducir la presencia de plásticos en la cadena de valor y aumentar el producto a granel, pero todos los impuestos que graven los plásticos (o el azúcar, o los seguros o cualquier otra cosa) se acaban repercutiendo en el precio.

Lo mismo ocurre cuando se decide que haya más granel en el lineal, más granel implica más desperdicio alimentario, en los eslabones intermedios o en el final de la cadena, y el coste de ese desperdicio, de ese alimento que se tira y no se vende, se suma al precio del producto que se vende.

Podríamos seguir con multitud de ejemplos, costes de personal, cotizaciones de autónomos y trabajadores, impuestos a la banca, costes de los seguros…, pero con estos es suficiente. Todos, absolutamente todos, los incrementos acaban en mayores precios al consumidor. Nada de lo que se decide es gratis y si no se decide nada para ayudar a bajar precios todo son incrementos.

No quiero decir que las decisiones sean incorrectas, es evidente que es bueno que los animales tengan más espacio y mejores condiciones para un producto mejor y una vida más sana, que los residuos se gestionen adecuadamente y que los sistemas de pensiones requieran mayor presupuesto… pero hemos de ser conscientes de que todas esas normas, obligaciones o cambios de criterio se trasladan al precio del producto, siempre.

Dicho todo esto quiero aportar dos reflexiones;

– Creo que la subida de costes en origen, del transporte y gestión de los alimentos y el coste de los nuevos impuestos entre otras, no han sido íntegramente trasladadas a los precios de venta.

– La política de intervenir precios nunca dará resultado. La única intervención debería ir hacia modernizar la industria, reducir la burocracia qué añade coste sin añadir nada al producto y fomentar la competencia.

Santiago Barba, enero 2023

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La inflación es una respuesta

Nos despertamos y, hasta parece que nos sorprendemos, con la inflación a marzo 2022 escalando casi al 10%.

Sorprende, pero la “inflación percibida” en la calle es aún mayor.

Cómo vivimos en un entorno de simplificación y falta de reflexión, que todo lo achaca a “la guerra de Putin”, y que no busca averiguar cual es el fondo de los problemas, o la reflexión sobre los mismos, quiero dejar unas pinceladas rápidas, y algo viscerales, sobre la inflación en España como la inevitable respuesta febril de un cuerpo enfermo.

– Los costes energéticos tienen mucho que ver en esta situación, pero hay que recordar que la energía comenzó su escalada de precios allá por abril de 2021, hace casi un año, mucho antes de que Rusia invadiera Ucrania.

– Los precios de los carburantes son también responsables de una parte muy importante.

Pero… hay más, mucho más:

– Es la respuesta a la subida desaforada de costes de producción (semillas, plásticos, metales…).

– Es la respuesta de los pequeños negocios, a los que se prometieron millones en ayudas para compensar pérdidas que, en gran parte, nunca llegaron, a la hostelería, al pequeño comercio… como prometidas. Eso les obliga a intentar cubrir parte de las pérdidas de la pandemia con más precio.

– Es la respuesta de los autónomos en sus trabajos a las anunciadas subidas de impuestos y cotizaciones,

– Es la respuesta de las PyMES a la creciente burocratización de la relación con la administración que, con criterios políticos que nada tienen que ver con la empresa, obliga a más y más auditorías, planes y similares cuya ejecución hay que subcontratar, y cuyo coste hay que repercutir al precio.

– Es la respuesta a la creciente presión fiscal sobre los ciudadanos y las empresas (tasas, impuestos encubiertos, impuestos al azucar, a los plásticos y especiales, sanciones por todo…), tarde o temprano todos los incrementos fiscales se trasladan a precio.

– Es la respuesta al creciente intervencionismo de la administración en las empresas, negocios y vida privada. Ese intervencionismo que decide pero no paga el estado lo acaba pagando el cliente,

– Es la respuesta necesaria a un gasto público desatado no compensado con la actividad real.

– Es la respuesta al crecimiento del sector público, a las prohibiciones a las empresas, a las subidas de salarios, de subvenciones y al coste de las actividades sin valor,

– Es la respuesta de la banalización del esfuerzo; todos tenemos derecho a todo, gratis y ya, pero, todo eso, luego hay que pagarlo,

– Es la respuesta a ese estado que considera que lo privado no aporta valor y puede ser esquilmado, ocupado o expropiado.

– Es la respuesta a la pérdida de calidad de la atención pública. Aunque la pagamos con impuestos, cuando no nos atienden, pagamos también el servicio privado.

Es la respuesta ante la falta de respuesta por parte de una administración que, en general, no está dispuesta a eliminar gasto superfluo.

Y más, y más, y mucho más.

Es, en definitiva, la fiebre que le entra a un cuerpo cuando tiene una infección, pensar que es solo por la última racha de viento, cuando el cuerpo lleva 3 años a la intemperie, oyendo que no le dejarán atrás, es engañarse, es engañarnos.

La inflación en España se viene larvando desde hace tiempo, es fruto de un creciente malestar, de un gobierno ajeno a las preocupaciones y necesidades reales de los ciudadanos, que extrae en exceso con escaso retorno y, por supuesto, también es responsabilidad de la evolución de la energía, la invasión de Ucrania y la guerra por ella provocada.

Pero si se sigue pensando en que la presión fiscal es baja y que se puede y debe esquilmar más al ciudadano medio (con los 30.000M€ que amenazan las ministras dia tras día por ejemplo), en prohibir, prohibir y prohibir sin alternativa ninguna, la inflación, la fiebre, seguirá galopando sin pudor ni rubor.

Santiago Barba, marzo 2022

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Correos como síntoma.

300 años lleva entre nosotros el servicio público de correos.

Correos, la empresa pública con más empleo del país, con 100% de reconocimiento de marca, una espectacular capilaridad en la España “vaciada” y en la llena, sin parangón en recursos para dar un servicio excelente.

En las manos de cualquiera con visión de negocio Correos sería un caramelo, una oportunidad de generar riqueza, empleo y nuevas oportunidades.
¿Por qué pierde 150.000.000€ en un año?.

¿Por qué es la única empresa de mensajería que no ha aprovechado el auge del ecommerce en pandemia?.

¿Por qué no ha cubierto de forma eficiente el enorme hueco que han dejado la banca y otros servicios en los pueblos ?

¿Por qué…?
Mi opinión; Correos ha olvidado su misión, ha olvidado quiénes son sus clientes, incluso que los tiene, y qué buscan, que no es lo que buscaban hace 25 años cuando la mensajería privada era residual.

¿Cómo es posible que Correos se haya dejado arrebatar el mercado que tan bien conocía?.

Los políticos -uni tras otro- han pensado que cualquiera puede gestionarla, que el mercado era cautivo. Nadie se ha atrevido a imaginar un futuro realista, o a crearlo, y ahora puede ser tarde.

Correos se ha centrado en dar de comer a la cúpula, pintar buzones, hacer cambios de imagen en lugar de alimentar al mercado y de aprovecharlo y anticiparse a sus cambios.

Hoy nadie piensa en Correos para enviar un documento que, si o si, deba llegar mañana a la otra punta de España, y se podría.

Hoy nadie piensa en Correos para la entrega cuando compra en Amazon, y se podría.

Tampoco Amazon piensa en Correos para llegar al último rincón de España, y se podría.

Correos hace tiempo que perdió el rumbo de los tiempos, hace tiempo que arrojó la toalla en manos equivocadas.

Yo vivo en una ciudad, San Sebastián, donde Correos ha modernizado recientemente sus oficinas y, al reabrirlas, ha suprimido el servicio de los sábados, ¿por qué?, sin explicación (¿para qué ofrecerla?), porque el cliente no es relevante para correos.

Me temo que esto ha pasado en muchos sitios.

Hoy cualquier empresa de mensajería ofrece un seguimiento de servicio y una atención personalizada que Correos no ofrece, y podría. Por cierto, las empresas y particulares asumen costes superiores a los de Correos para sus envíos, ¿por que?, Porque no consideran a Correos como un partner fiable.

Correos, que llega a cualquier sitio, es una magnífica plataforma para cubrir debilidades en la España vacía, puede ofrecer un servicio de mensajería mejor que cualquier empresa, puede prestar otros servicios (banca, farmacia, recogida logística…) pero, simplemente, creo que no quiere hacerlo, que considera que, por ser publica, está por encima del bien y del mal, que no tiene porque ofrecer resultados positivos.

Correos se ha convertido en una empresa Zombie,?donde los dirigentes van a estar cuatro años antes de irse con un buen retiro.

Y me temo que Correos y su evolución es solo un síntoma, un ejemplo, de lo que hoy se considera que es el servicio público, la empresa pública, en España. Y, no sólo está pasando con correos, por eso muchos quieren más empresas públicas.

Santiago Barba

Enero 2022

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La Start-up de Elcano, 500 años después.

December 31, 2021 1 comment

Ahora que empieza un inquietante 2022, año en que celebraremos los 500 años de la primera vuelta al mundo a cargo de Juan Sebastián Elcano, con permiso de Alber Vázquez (@Alber), autor de Poniente, me voy a permitir una adaptación libre, libérrima, de esa gran hazaña a las Start-up actuales.


Aquella fue una historia de hombres, y lo fue porque ocurrió hace 500 años, hoy sería una historia de hombres y mujeres, pues en ambos sexos cabe lo mejor y lo peor para una empresa como esta y como aquella.


Todo arranca con la constatación de que para lograr hacerse con un gran y prometedor mercado mundial, el de las especias o el que hoy se nos ocurra, es necesario armar una empresa audaz, con medios y equipos avanzados, con personas que se adapten a todos los entornos y capaz de buscar el objetivo por caminos inexplorados, por rutas desconocidas. Un proyecto disruptivo para hacer algo diferente.


La primera parte de esta start-Up, a la que llamaremos “MunduBira-I” fue ardua, buscar financiación, vender un proyecto disruptivo, de resultado deseado pero muy incierto, con un gran competidor en el mercado, nunca fue fácil, nunca es fácil.

Una vez lograda, o comprometida, la financiación, se dotó a la empresa de los mejores medios técnicos de la época. Cinco barcos, cinco líneas de negocio, para un objetivo común.


La selección del equipo, probablemente, no fue tarea simple, el CEO estaba comprometido, venía con el proyecto, pero había que crear equipos para las diferentes áreas, poner a los hombres del financiador para controlar, pagar favores…Los cuadros de la empresa se seleccionaron lo mejor posible, la mano de obra directa se nutrió, fundamentalmente, de parados con más o menos experiencia y de jóvenes becarios. La cultura de la empresa no era la que hacía falta, ¿quien sabe cuál es?, pero es la que hay y habrá que ver cómo adpatarla a las necesidades.


Una vez iniciada la empresa, las primeras fases de “MunduBira-I” discurren por terrenos conocidos, a pesar de lo cual empiezan a verse las primeras luchas de egos y posicionamientos de unos y otros, más personales que orientados al bien común y al de la misión de la empresa.


Un buen manejo directivo permite que, al final de la primera fase (ruta al Pacífico) se llegue, ¿sin problemas?, pero ante las primeras adversidades serias para encontrar un nuevo paso, una parte del equipo, al mando de una de las líneas de negocio (San Antonio) decide “apearse del proyecto”, dar la vuelta y refugiarse en casa, en terrenos fáciles y conocidos, pensando que “MunduBira-I” carece de sentido. Durante mucho tiempo, podrán lucir la medalla de “yo ya dije que por allí no se podía avanzar”.


Tras seguir adelante, contra viento y marea, una mala decisión del CEO, en un oscuro episodio repleto de puñaladas traperas a su estrategia y persona y, sin ver lo que se le venía, le llevó a su destitución (en su caso a la muerte).

Tras un período interino, uno de los miembros del equipo, Elcano, coge los mandos de la nave y se arriesga a seguir con “MunduBira-I”, a seguir con el proyecto que estaba o parecía ya casi muerto y en el que ya nadie creía. Intuía, veía al final del túnel una tenue luz de esperanza.


Esa decisión, que a la larga le valió la gloria, le costó muchas envidias, puñaladas y maledicencias, algo habitual entre los alineados con el anterior CEO, que se veían desplazados, los exceptivos con los resultados hasta el momento y los que nunca se posicionan.


En un momento dado de la empresa, para consolidar la situación en el mercado, hubo que tomar una decisión muy controvertida, la única solución para seguir adelante era abandonar a su suerte una de las dos líneas de negocio que quedaban (la Trinidad), no había ya recursos para todos.

Esta difícil decisión, tomada en solitario y que algunos guardaron para criticar al CEO frente al rey fue, a medio plazo, lo que salvó el buen fin de la operación.


Cuando los barcos llegaron a puerto, cuando la MunduBira-l llegó a su objetivo, cuando llegaron los focos, todos, los que llegaron, los que se bajaron, los que por allí pasaron, todos sin excepción, dijeron que habían estado allí, que habían participado, que siempre creyeron en el proyecto.


Para seguir adelante con un proyecto nuevo hay que tener proyecto, visión, ambición, equipo, cultura, aceptar las críticas, adaptar el rumbo con actitud y aptitud y luchar contra los elementos con la vista al frente y buscando siempre alternativas donde nadie las ve.


En 500 años hemos avanzado mucho tecnológicamente pero muchas de las actitudes y aptitudes humanas, personales y grupales, siguen siendo similares.

La historia de Elcano y el puñado de hombres que logró dar la vuelta al mundo siempre me ha fascinado por su Fe y su fuerza, por su capacidad para enfrentarse a lo desconocido, a los retos que todos hemos de afrontar y van porque 600 años después sigue siendo una buena enseñanza.

Santiago Barba Vera.

Enero 2022

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Mujeres, hombres, viceversa, animales o plantas

Vivimos en un mundo pintoresco, se pregona la igualdad entre hombres y mujeres, algo con lo que espero hoy nadie se sienta en desacuerdo, mientras se lucha por lograr la diferencia entre los mismos.

A la vez que el mensaje de igualdad, se emiten mensajes festivos desde el ministerio, precisamente de igualdad, que nada tienen que ver con el concepto. Mensajes solo entendibles desde el sectarismo o desde una perspectiva de falta de conocimiento.

Ya no se trata de que hombres y mujeres seamos iguales, aspecto este que hace tiempo se ha logrado, aunque hay camino por avanzar, sino de eliminar los sexos, de “fomentar” que lo de lo hombre y mujer es un invento del adanismo y el patriarcado. Pues no, señora, yo me miro, me conozco y, mal que le pese, soy un hombre, me siento orgulloso de serlo y no, ni soy un opresor, ni un maltratador ni un asesino.

Solo siendo idiota puede alguien hacer esas afirmaciones absurdas del todo de que los sexos sin convenciones sociales, no, no lo son.

Dentro de poco tendremos que aceptar que si una persona se considera planta sea considerada como lechuga en su dni, o que si se considera perro haya que respetarlo.

Y en eso gastamos los dineros de todos mientras el paro se dispara, las pensiones peligran y la crisis nos agarrota.

Pero claro, cuando regalamos ministerios a personas no preparados para asumirlos, hemos de aceptar que propongan idioteces sin igual a 150€/hora de presencia (que no de trabajo)

Santiago Barba, Agosto 2020

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Vision poliédrica de la COVID19

En este post incluyo una serie de reflexiones personales sobre varios aspectos de esta extraña experiencia de “pandemia, confinamiento y salida”. Todo lo que aquí incluyo no son sino visiones personales, diferentes caras de un mismo asunto, diferentes caras de un poliedro complejo en el que nada es fácil y todo está relacionado.

A- La vida como un hámster (o no estamos preparados para parar sino para correr)
Desde pequeños, desde el colegio hasta la universidad, y luego en nuestra vida profesional tenemos claro que hay que correr, hay que avanzar, hay que ser más que los anteriores, hay que ser más rápido, llegar más alto y ser más fuerte que los demás (el olímpico “citius, altius, fortius”) .

Nos preparamos para avanzar, avanzar rápido, producir, idear, vender, correr sin parar. No nos hemos preparado para parar y pensar, ni se nos ha ocurrido que un día hubiera que parar.

Por eso, poco a poco, la filosofía, el humanismo, la sociología… van desapareciendo de la educación, porque son asignaturas para parar y pensar y, para ello no hay tiempo, además es cansado y es siempre más tedioso enseñar o debatir con gente que piensa.

No deja de ser triste que parar solamente 3 meses, lleve a la ruina a tantos negocios, a tantas personas, se lleve por delante tantos modelos de negocio, tantas ilusiones perdidas…

Años de planificación y reflexión estratégica, matrices, modelos… y en ninguno aparecían las preguntas de ¿qué hacemos si hay que parar, si se para el mundo, si el mercado desaparece mañana?. Nadie lo vimos antes.

B- La salud ¿lo primero?, nos olvidamos de la cabeza

La pandemia ha puesto a prueba el modelo sanitario y el modelo social. Ha puesto a prueba dónde se invierte, y ha marcado muchas diferencias entre unos y otros. Se hacen interpretaciones correctas y erróneas, yo soy de los que pienso que una buena sanidad pública lo es si está bien gestionada y bien dotada de medios, pero también creo que el sistema es 100% compatible con los modelos de iniciativa privada, es más, creo que lo mejor son los sistemas mixtos público privados.

Paramos para que el sistema no colapsara, paramos para que no muriera más gente, paramos para que los sanitarios no murieran en el intento… pero no creo que se haya puesto la Salud por delante, al menos no en todo su amplio espectro. Es más, creo que se ha olvidado, y va a pasar factura, la salud mental de las personas. Jóvenes y mayores obligados a recluirse, en ambientes a veces no adecuados, de la noche a la mañana y en muchos casos sin poder ir a buscar el trabajo que muchos no tenían antes y siguen sin tener después.

Nuestro sistema educativo, social y político tiene una premisa; “evitar la frustración, aunque sea igualando por abajo”. Pues bien, ¿cómo se va a gestionar el impacto mental de la salida a tantas y tantas frustraciones, personales, profesionales y familiares…?.

La salud mental de las personas a las que su negocio, y su modelo de vida, se les ha muerto ha sido olvidada en el confinamiento, y no parece que sea una preocupación en la salida del mismo.

C- La exclusión social ya no es lo que era

En nuestra cómoda sociedad, las personas en riesgo de exclusión social eran fácilmente identificables; inmigrantes, gentes con problemas, alcohólicos y drogodependientes, mujeres maltratadas… ya se que es generalizar, pero creo que a todos cuando nos hablaban de “personas en riesgo de exclusión y pobreza infantil” se nos venía un determinado modelo a la cabeza, modelo asociado con el fracaso, palabra maldita.

Tres Meses de paralización, miles de negocios hundidos, una crisis galopando frente a nosotros… van a destapar un colectivo de personas en riesgo de exclusión social que no existía; personas que hasta ahora eran clase media, tenían su piso, su coche y sus vacaciones, niños que estudiaban en colegios concertados y privados que tienen hoy la despensa vacía, personas que lo han perdido todo y a las que, digan lo que digan, se les está dejando atrás, muy atrás.

No he oído ni una palabra de esto en la mal llamada “Comisión de reconstrucción”.

Muchas de esas personas se levantarán, otras no sabrán, no podrán o no querrán hacerlo.

Ahora es cuando veremos de verdad quien responde a esos pomposos sloganes de marketing de “si fracasas, inténtalo de nuevo”, “sois la fuerza de nuestro banco, os estamos agradecidos” y tantos otros similares que se hicieron para ver desde un sillón pero nunca para hacerlos realidad…


D- No sabemos dónde vivimos

Si algo hemos aprendido, creo, es a valorar lo próximo y a darnos cuenta de que tenemos un mundo alrededor al que prestamos poca atención.

En Semana Santa la pregunta de ¿dónde vas a ir?, en lugar de ¿que vas a hacer? ya muestra, desde hace años, el modelo en que vivimos. Es importante salir, que no te vean en casa, sal lejos, sal a donde puedas contarlo y colgarlo…viajes a Bali, República Dominicana, safaris africanos en vacaciones.

Para gran parte de la población, nuestro propio país, nuestra propia provincia o nuestra propia ciudad, son grandes desconocidos, porque no es contable, porque no luce. Estamos inmersos en un mundo de contar y epatar, ir a Egipto lo hace, ir al pueblo, o quedarse, no.

E- La vida urbana

Otra cosa que hemos aprendido es a salir a la calle a “estar” en plazas y paseos. Algo que se hacía toda la vida, cuando jugábamos en las calles, cuando se paseaba sin rumbo fijo, hasta hace unos años que dejó de hacerse por no ser “cool”.

Eso me lleva a dos reflexiones; la primera es que una ciudad más próxima, menos centralizada, el modelo de “todo a 10 minutos” nos permite vivir con mayor movilidad pero usando los pies más que el vehículo, llegando a todos los servicios disponibles. 

La segunda es que si queremos a la gente en barrios, calles y plazas hay que apostar por un urbanismo mucho más “amigable”, que potencie lo peatonal, que sea menos duro, con más árboles y menos cemento, con más juegos de sol y sombra. ¿Recuerdan la polémica de los árboles del Paseo del Prado?, pues eso mismo.

F.- El medioambiente

Ya desde hace un tiempo la concienciación medioambiental ha subido muchos enteros en nuestra sociedad. Esta etapa de confinamiento ha reducido enormemente las emisiones atmosféricas, primero por menos vehículos circulando y segundo por menos actividad industrial. Ahora toca pensar como incrementar la actividad industrial, retomar la actividad pero mantener bajas las emisiones. Toca estudiar y priorizar las energías limpias, las actividades menos contaminantes. Se está haciendo pero hay que ser mas ambicioso

Muy relacionado con el medio ambiente están los modelos de movilidad (¿que tipo de vehículo?, ¿propio o compartido?, ¿eléctrico, hibrido, hidrógeno…?) o incluso cómo queremos movernos y desplazarnos (transporte privado, colectivo, avíon o tren…), esto da para muchas reflexiones que han de venir y la post-pandemia puede acelerar.

Estas son algunas caras del poliedro pandémico y postpandémico, hay más; la sanidad, las alertas, la gestión del miedo, la actividad económica y el paro…. pero eso lo dejamos para otro dia.

Julio 2020

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El Apocalipsis, Now and here…

Hoy he dormido mal, incómodo, me he levantado con dolor de espíritu. Me he duchado y he salido temeroso a la calle, convencido de que el cielo y las estrellas se habrían derrumbado ya sobre nuestras cabezas.

Y no, pese a lo visto y oído en la Sesión de Investidura de ayer 7/1/2020, el Apocalipsis no ha llegado, aún. Ha amanecido un día soleado y frío de invierno, no sabemos cómo gobernará el nuevo gobierno, pero de momento las iras del Averno ni se han acercado a nosotros.

Lo malo de las previsiones apocalípticas es que cuando no se cumplen dejan a sus trompeteros en ridículo. Pregúntenle a Paco Rabane, que cerró su negocio porque al llegar el año 2000 se acabaría el mundo; y aquí estamos.

Ahora, señorías, serénense, acepten cada uno su posición y, sobre todo, trabajen por el bien común. No es el gobierno que a mi me gustaría pero es el que hay y habrá que esperar a los hechos. Lo importante es que, entre todos, construyan más y mejor que lo que destruyan.

Santiago Barba enero 2020

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Del concierto y el cupo, 40 años para otros 40

En 1980, época dura e incierta en España, el Gobierno Vasco y el Central avanzaban con la negociación del sistema de Concierto Económico (herramienta histórica) y Cupo. En verano de ese año, con el apoyo de Pedro Luís Uriarte (G.Vasco), el gobierno español ofreció a la Generalitat pactar para Cataluña un sistema similar al Vasco. El negociador de la Generalitat (Ramon Trías Fargas), tras consultar con Jordi Pujol, declinó el ofrecimiento.

¿Por qué no quiso entonces la Generalitat un sistema como el Vasco?, había varias razones pero una de ellas de mucho peso; sería necesario recaudar lo que hiciera falta sabiendo que no se podría recurrir al Estado si no se llegaba a los objetivos necesarios. Aceptar el sistema implicaba riesgos, implicaba lograr el compromiso de los ciudadanos y de la propia administración para lograr los objetivos, con responsabilidad, imaginación y flexibilidad.

El concierto y el cupo implican lo que hoy se conoce como “Salir de la zona de confort”.

Ha pasado mucho tiempo de aquella historia, en Euskadi el sistema funciona bien -aunque creo que con excesivo “seguidismo” de la fiscalidad estatal- se basa en el cumplimiento de compromisos; apoyar a la administración y al ciudadano. En definitiva se basa, entre otras muchas cosas, en lo que aquí llamamos “Palabra de Vasco”, la palabra unida inexorablemente al esfuerzo y al gusto por el trabajo bien hecho.

40 años después, los problemas de España y Cataluña serían mucho menores si entonces los negociadores de la Generalitat hubieran asumido el riesgo, bajo visto ahora, de que una operación como esta saliera mal. Como no podemos ir para atrás, habrá que buscar otras soluciones, también con imaginación y negociación.

Hoy en día una de las razones por las que en Euskadi el paro es más bajo y la renta es mayor está en la confianza de las personas para crear empleo, industria y empleo, en la confianza de saber que cuando decimos que vamos a hacer algo, todos movemos lo que haga falta, llegamos a acuerdos -muchas veces sorprendentes- pero siempre con cintura para lograr el objetivo o aproximarnos a él.

Cuando aquí decimos que “tenemos un acuerdo” lo tenemos, esté firmado o no. Evitamos judicializar temas, para buscar el acuerdo, en lugar de llenar los juzgados de temas irrelevantes para que el juez nos dé o nos quite la razón.

En mis años de trabajo, he visto más acuerdos entre opiniones diferentes, entre intereses económicos diferentes, pactados en torno a una “Txuleta” y un Besugo que en un despacho de abogados.

No somos ni mucho menos perfectos, tampoco mejores o peores, pero eso sí somos más de la doctrina de Blas de Lezo; aferrarse a un ideal y seguirlo hasta lograrlo, que de la de Santo Tomas de esperar y ver para creer. En cualquier caso consideramos un compromiso cuando nos damos la mano y no cuando el juez nos obliga.

Todo esto no es la panacea pero si es una forma de hacer, más o menos buena, más o menos sólida. El conocimiento de esta historia ayuda a entender mucho de lo que pasa hoy en día. La flexibilidad de todos, el compromiso de todos, la confianza mutua a pesar de los errores del pasado es lo que nos hace y hará avanzar.

Esta historia, este punto de vista, podría servir para desatascar la situación en la que nos encontramos en el pais pero para ello es necesario que los diferentes agentes sean flexibles, entiendan al diferente o al contrario, se pongan en su piel y muestren flexibilidad para ayudarle y ayudarse a avanzar.

Para que el concierto sobreviva y sirva de modelo para avanzar en soluciones, es también necesario recuperar el esfuerzo y el compromiso como claves de la vida, el trabajo y la mejora continua.

Septiembre 2018

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El Concierto Económico, los cupones de la ONCE y el esfuerzo colectivo

El irresuelto esperpento catalano-castellano, la incapacidad para definir un modelo de gestión autonómica y su consiguiente financiación para la mayoría de las Comunidades Autónomas del Estado, y un inquietante desconocimiento de la realidad han abierto una interesada discusión en torno al modelo vasco de gestión y financiación, modelo basado en dos pilares legales que son la Constitución Española y el Concierto Económico.

España es un estado de derecho que transitó como pudo de la dictadura a la democracia y al que las tensiones internas obligaron a crear 17 Autonomías, mucho más de las previstas. La idea inicial era crear como comunidades autónomas las llamadas “nacionalidades históricas”; Cataluña, Pais Vasco más Navarra (con la disposición adicional) y Galicia. De entre esas, Cataluña descartó la oportunidad de tener un sistema de concierto similar al vasco por el riesgo de que saliera mal y a Galicia no se le ofreció. ¿Como se hubiera gestionado el resto del Estado?, no tengo ni idea pero supongo que como un país con ciertas asimetrías pero bastante centralizado.

Lo que ahora está sobre el tablero no es solamente el régimen de financiación de las diferentes comunidades autónomas, sino algo mucho más ambicioso como es la propia viabilidad de muchas de ellas. Primero debería estudiarse el modelo de Estado en esa parte para luego estudiar como se financia el mismo (o al menos deberían estudiarse ambas cosas a la vez).

El modelo del Concierto Económico es algo muy sencillo que se basa en gestionar y redistribuir la riqueza del país y su relación con el Estado. La base para gestionar la riqueza es crearla y este es probablemente uno de los puntos clave de la discusión. No es que Euskadi sea rica por el Concierto y el Cupo, es que es rica porque crea PIB, empleo y riqueza. Euskadi es sinónimo de industria, de esfuerzo, de compromiso, de colaboración y de solidaridad. Sobre esas bases se cimenta nuestra sociedad y esas bases son las que hacen que el Concierto funcione bien.

La presión fiscal es más alta en Euskadi que en el resto de España, el PIB es mayor porque hay más industria y menos desempleo, el modelo formativo, especialmente en la FP, es realmente un modelo, la renta percapita es también mayor y la preocupación de las instituciones por el mantenimiento y el avance de la industria son básicos. Ese es el entorno, imperfecto como todos pero adecuado, sostenible y en funcionamiento.

Del Concierto y los presupuestos sale el cupo, que es un cálculo técnico, complejo pero técnico, y que mucho me temo los detractores del Concierto tienen muy poco interés en aclarar. Es cómodo y facil de vender el llamarle “cuponazo”, pero el cuponazo solo existe en la ONCE y casi nunca toca.

Me parece muy llamativo y significativo que a la propuesta del Lehendakari de utilizar el concierto como modelo base para reestudiar la financiación autonómica, (no extrapolarlo sino usarlo de referencia), las reacciones en contra hayan sido tan rápidas y furibundas como los ataques contra el cupo; eso solo muestra desconocimiento y ganas de subirse al carro del lio y del “y tu peor que yo”.

Bueno, como resumen, hay que hacer pedagogía con lo que es el Concierto Económico, que si algo tiene de privilegio es la capacidad de recaudar, gestionar y repartir en un modelo con alta solidaridad (dentro y fuera de Euskadi), y hay que hacer pedagogía dentro de Euskadi pero especialmente fuera para que lo que tiene de positivo se utilice y lo que sea mejorable se mejore pero sobre todo para que hablemos de riqueza, creación de empleo y conocimiento.

Los cupones.., mejor los dejamos para otro día.

Santiago Barba Vera

Diciembre 2017

@sbarbavera

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Modernizar Europa, ¿desde arriba o desde abajo?

Leía hace un tiempo que la Canciller Merkel, tras la penosa última cumbre del G7, quiere “modernizar Europa”, consciente de la potencia europea considera la necesidad de acciones más unificadas en el aspecto militar y en las finanzas como factores prioritarios. Nada que objetar pero modernizar Europa, ¿es eso?.

Uno de los aspectos clave de Europa y que potencia la desafección creciente, especialmente entre los que han nacido con Europa ya construida, es el modelo institucional, un modelo anticuado, alejado de los ciudadanos, difícil de entender que no puede sentirse como representativo. Un parlamento lleno de elefantes y viejas glorias, donde, en muchos casos, los paises aparcan lo que no quieren en casa, una comisión y un consejo difuminados por los poderes de las cancillerías nacionales, e incluso un presidente elegido indirectamente para que no haga daño a nadie.

Aunque el proyecto europeo es de una potencia increíble, es un proyecto que podría posicionar al “viejo continente” por delante de los USA, se trata de un modelo que ha de repensarse, desde luego modernizarse y adaptarse a lo que los ciudadanos hoy necesitamos.

A mi me gustaría ver un modelo europeo menos “estatalizado”, menos pensado por países y para países en el que se gestiona de una manera típicamente masculina y medieval para ver quien vuelve a casa con un trofeo mas grande.

A mi me gustaría ver un modelo europeo más acuoso, menos personalista, mas gestionado por grandes objetivos, más orientado a hacer un mundo moderno y sostenible. Una mayor participación de las diferentes regiones, en base a sus realidades, sus capacidades, sus conocimientos, me gustaría una Europa menos funcionarial que no se solape con las estructuras locales.

En lugar de una estructura tan centralizada en Bruselas, seria mas compatible con la realidad una estructura mucho mas dispersa y difusa. Si un país o una comunidad es buena en una determinada materia o tiene capacidades para liderar un proyecto europeo; démosle la capacidad de liderarlo y luego “se ajustan cuentas financieras” (al modelo del cupo vasco, donde si Euskadi hace labores por cuenta del Estado, este se lo paga y viceversa). En lugar de eso se pone en marcha una pesadísima y aburrida maquinaria de gobiernos, ministerios, luchas de poder, egos…

Las fronteras que estudiamos en EGB ya no son lo que eran, hoy viajamos mucho más, nos movemos de otra manera, vivimos de otra manera pero Europa sigue estacada en sus realidades nacionales y cae en el mismo error de todos los estados; al querer controlar todo a todos los niveles consigue que el ciudadano no le perciba como un proyecto de apoyo sino como un lastre para su vida.

Para modernizar Europa hace falta una Comisión Europea con un liderazgo fuerte, carismático, político, que a dia de hoy no existe pero que es totalmente necesario para cambiarle. Por cierto, es mi opinion que es incompatible liderar Europa desde el gobierno de un país.

Santiago Barba Vera

Noviembre 2017

@sbarbavera

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